«Celebrar la Trinidad santa es celebrar que no podemos
caminar en la vida sólo con nuestras fuerzas»
Querido hermano
Hoy celebramos el domingo de la Santísima Trinidad. Hoy celebramos a Dios. No celebramos lo que Dios nos da o nos enseña. Lo que Él nos inspira o nos exige. Lo que Él nos perdona o nos cuestiona. Hoy es el día de celebrarle a ÉL, por lo que Él es.
Dios es más grande y más hermoso que todo lo que hemos visto venir de Él. Todos los regalos y exigencias que hayan venido de su mano son poco en comparación con la Bondad de su Amor. Hoy celebra la Iglesia quién es Dios para nosotros, los que tenemos como único Maestro a Jesucristo el Señor. Él se dirigía a Dios como su Padre y nos prometió, como aparece en el evangelio, al Espíritu de la Verdad para poder dirigirnos a Dios. Nadie puede ir a Dios sino es gracias a Él mismo. Nadie puede acceder a su Amor sino es gracias al Espíritu Santo.
Celebrar la Trinidad santa es celebrar que al final, después de todo, en el fondo de todo, hay un Amor insondable y bueno. Un Amor que ha querido compartir con nosotros la historia y el tiempo para poder amarnos, cuidarnos y salvarnos. Un Amor que viene a nosotros siempre en forma humillada, en Jesucristo pobre y humilde. ¿Por qué? Para que tu pecado y el mío, hermano, no nos ahogue. Si Dios hubiera venido en poder y fuerza, ¿quién hubiera sostenido su mirada? Dios se ha revelado en Jesucristo, el Hijo único de Dios, para amarnos como sólo Él sabe hacerlo. La humillación de Jesucristo es el rostro del Amor de Dios. No hay manera mejor de saber quién es Dios que mirando al Crucificado. Ahí se nos dice quién es Dios, qué somos nosotros y qué es el mundo.
Celebrar la Trinidad santa es celebrar que no podemos caminar en la vida sólo con nuestras fuerzas. Que a Dios no le podemos agradecer su Amor entregado sino es amando. Dios es Amor significa que nos ama y que quiere que le amemos. Esto es imposible sin el Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque a Dios no se le ama como se ama cualquiera cosa, valor o persona. El Amor de Dios y el amor a Dios es algo inaudito y debe aprenderse del Espíritu.
Celebrar la Trinidad Santa es celebrar que Dios Padre nos espera siempre, que su amor y sabiduría es nuestra esperanza. Que su paciencia es nuestra salvación. Que nuestra vida hay que tomársela muy en serio porque nos la ha dado Él. Que nuestras alegrías no son definitivas y nuestros pecados no tienen la última palabra. Que la primera y la última palabra de nuestra vida, de cada día, de cada momento, es de Dios. Y esto es Buena Noticia.
Ángel Viñas ss.cc.