Las convivencias de postcomunión han tenido lugar tanto en Jerez como en El Escorial. En casi todas nos encontramos con animadores que se estrenan como catequistas. Alejandro, de la parroquia Sagrados Corazones de Sevilla, nos cuenta su experiencia con los jóvenes de Postco 2.
Realmente es difícil encontrar las palabras que puedan llegar a expresar la experiencia que he podido vivir este fin de semana como catequista primerizo, pero trataré de expresarlo mediante algunas sensaciones que he podido sentir en este evento.
Como todos los catequistas tenía muchas ilusiones en ir a la convi, ya que le habíamos dedicado bastante tiempo a la organización y realmente estábamos muy orgullosos del resultado. Pero ya sabemos que el verdadero resultado es cuando lo pusiéramos en la práctica con ellos. Llegado el día antes de ir a la casa estábamos todos algo nerviosos por poder comenzar, así que ese día había que acostarse un poco antes para ir bien descansados. A pesar de lo nervios, lo conseguí.
Llegado el momento esperado de todo el año era el día de la convi sin darme cuenta ya estábamos todos en el autobús de camino a la mágica casa de Jerez en la todos nos hemos encontrado con Dios.
Nunca voy a olvidar la llegada a esa casa por primera vez como catequista, me miré con uno de mis compañeros y nos dijimos “Aquí estamos, que alegría”. Repartimos las habitaciones y con exponer el tema principal de la convi que era “GENTE CON CORAZON”, se dio por empezado el fin de semana en el que yo, sin saberlo, me llevaría uno de los recuerdos más bonitos: el cariño de todos y cada uno de ellos con una gran sonrisa, dándonos a todos los catequistas las gracias por un fin de semana tan especial y que en mi vida de catequista ha formado un pilar. Ellos siempre serán mis primeros niños a los que verdaderamente por primera vez, junto con mis compañeros, pude transmitir lo que es tener corazón y que todos merecemos ser ayudados, que no es más el que da lo que le sobra sino el que da lo que tiene…
En esta convi todos, incluidos el grupo de animadores, hemos aprendido algo y es el entregarnos a los demás por amor sin esperar nada a cambio.
Alejandro Capel Hacar